viernes, 9 de marzo de 2012

Hasta cuándo sanar

       La experiencia que me ha dado el tener un programa de entrevistas diario, además de haber hecho esta labor en una querida emisora de radio por casi 6 años y haber dedicado ese tiempo a expandir un conocimiento que parece haber hecho un boom en los últimos años como lo es el de las terapias, me ha hecho reflexionar mucho.  He entrevistado a innumerables terapeutas regionales, nacionales y hasta internacionales. Y en muchos de ellos he encontrado una forma genuina de ayudar a otros, pero en otros he encontrado que es una forma de hacer negocio.  Y no me refiero al hecho de que cobren por un taller o por su trabajo, sino al hecho de que nos convencen de que necesitamos ayuda en todas las áreas de la vida y muchos de ellos pretenden enseñarnos a vivir cuando su propia vida es un verdadero desastre.
       Seamos sinceros, NADIE tiene una vida perfecta. Todo el mundo tiene sus defectos y virtudes y sufrimos con frecuencia el tener que vivir las consecuencias de nuestras debilidades. Pero esto no significa que debamos pasar toda una vida en terapia o en todas las terapias que salen para que  “algún día”  cuando “sanemos” entonces podamos llevar una vida mejor.  Hay casos de casos y ciertamente creo que en algún momento de nuestras vidas podemos necesitar ayuda o que hay personas que necesitan más ayuda que otras.
       La cosa ha llegado a tal punto que ahora quieren convencernos de que traemos traumas desde el nacimiento y bueno… tal vez, pero entonces ¿quien ha nacido sin trauma? ¿estamos todos condenados a vivir en terapia porque nuestra mamá se ponía brava o triste cuando estábamos en su barriga?.  Cualquier mujer que haya pasado por un embarazo sabe la montaña rusa que son sus hormonas, como uno se pone sensible y además la vida continúa sin poder evitar que durante 9 meses puedan pasar cosas que nos perturben mientras estamos gestando.  Somos seres humanos viviendo una experiencia física y como tal debemos vivir con los pies bien puestos sobre la tierra, disfrutando de todo aquello que el mundo nos ofrece, porque ya nos quedará tiempo de andar de nube en nube disfrutando de nuevo del mundo espiritual.
       Es un patuque, porque se mezcla lo espiritual con lo mental, con lo emocional y de alguna manera nos convencen de que si nuestra vida está patas arriba es porque no hemos sanado y no porque es la consecuencia lógica de nuestros actos y no del destino.  Seamos honestos, ¿cuántas personas conocemos, vemos la forma en que se comportan (incluyéndonos) y podemos predecir en que terminará la cosa si no hay un cambio?.
       Una de las preguntas que hago frecuentemente a mis entrevistados que manejan algún tipo de terapia es esta: ¿hasta cuándo vamos a estar sanando?. 
       Se ha puesto muy de moda cualquier tipo de terapias y esto en cierta forma es bueno, porque hace que la gente accione la ayuda para mejorar diferentes áreas de su vida.  Cada día surgen más y más terapias, y yo pienso que hay personas que buscan la ayuda que necesitan y salen adelante. Esto es muy válido y no debemos negarnos a buscar ayuda cuando realmente la necesitamos.
       No quiero con esto echar a un lado el trabajo que hace la mayoría de los terapeutas.
       Me refiero a aquellos que nos quieren convencer de que no seremos felices hasta que no sanemos, que tenemos que hacer cuanto curso y taller aparece, y no lo digo por incrédula, lo digo porque he investigado muchísimo, leído muchísimo y hecho cuanto taller he podido. Entonces me doy cuenta después de recorrer ese largo camino que en verdad no hay nada que sanar, que sólo hay que aceptar lo que somos y quienes somos. Que la única manera de cambiar o transformar nuestras vidas es aceptando que tenemos cosas buenas que compartir y cosas no tan buenas que mejorar. Y que cuando decidimos llevar una vida más feliz, de más disfrute, más honesta con nosotros mismos y en armonía, no hace falta tanto curso, ni tanta terapia, ni tanta gente que nos ayude. Porque la verdadera ayuda sólo podemos encontrarla en nosotros.
       Muchos maestros espirituales lo dicen:  El poder está en ti, no afuera.  El poder de decidir la vida que quieres llevar, no importa que en este momento parezca imposible, sólo tenemos que hacer las cosas en concordancia con lo que queremos. Lo contrario es sabotearnos y si nos estamos saboteando, no hay terapia que nos ayude.  Confiemos en la vida, confiemos en nosotros mismos. Esa fue la verdad que encontré para mí y hoy aprovecho la oportunidad de compartirla  contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario